El alisado del cabello no es una técnica milenaria, nuestros ancestros los africanos tenían una lucha identitaria constante, básicamente porque su color y su tipo de pelo definía el poblado al que pertenecería.
No existe un acuerdo entre los diferentes historiadores del origen real del laceado del cabello, pero muchos de ellos concuerdan en que los inicios de este se remontan al siglo XVIII.
Para Naturi Ebène, cosmetóloga y militante panafricanista el origen del alisado se remonta a la época de la esclavitud, donde según esta, los peinados permitían identificar de qué lugar específico de áfrica era originaria una persona. Según explica los africanos que eran capturados como esclavos, tenían una duración de aproximadamente 6 meses para llegar a su destino final y en ese período, el pelo (sin peinar durante todo ese tiempo), estaba en su mayor expresión, es por esto que los amos al recibir sus esclavos ponían una mezcla de agua y soda cáustica para “mejorar el aspecto del cabello”.
El alisado del cabello afro tuvo dos etapas claramente diferenciadas: por un lado las planchas de calor y el peine caliente, y por otro lado el alisado químico.
Según iba pasando el tiempo las técnicas de laceado iban evolucionando y mejorando, y es así, que ya para el siglo XIX la práctica más utilizada era el calor, en sus inicios barras de hierro calentadas en carbón.
Un descubrimiento de este siglo fue que las temperaturas por encima de los 100 °C hace que el hidrogeno presente en los hilos del cabello se evapore haciéndolos tener un aspecto liso hasta estar en contacto con humedad nuevamente.
Para las culturas africanas y sus descendientes, esa necesidad absoluta de parecerse a los blancos no cesaba y el cabello no era una excepción y fue cuando en 1872 Erika Feldman tomó hierros calientes y se los colocó en la cabeza para darle “mejor apariencia” a su cabello creando las varillas calientes. Aunque este no fue un utensilio en sí, sino más bien una técnica, fue utilizado por varios años en muchos países del mundo.
En 1912, Lady Jennifer Bell Schofield creó el primer hierro alisador con dos placas de metal que descansaban entre una bisagra, (un modelo parecido al que utilizamos actualmente), evolucionado hasta llegar a lo que hoy conocemos como planchas de pelo.
En este proceso muchas personas quedaron con su cabello totalmente destruido por las altas temperaturas y otras no quedaban con muchas ganas de repetir ese circo cada semana porque habían quedado con marcas de quemaduras para el resto de su vida, situación que dio origen a otras técnicas para lacear el cabello.
Caren Paulino